Hoy os traigo un bonito cuento, que tira por la borda todo cliché, tópico y demás historias que durante tanto tiempo nos han vendido, olvidemos cuentos con tanta princesa y príncipe encantado y vivamos y disfrutemos la vida como os salga del... La Cenicienta que no queria comer perdices. http://www.mujeresenred.net/IMG/pdf/lacenicientaquenoqueriacomerperdices.pdf
¡Que peligro! lo que es capaz una de hacer con un iphone y un ipad entre las manos...así surge este humilde y sencillo blog, de las nuevas tecnologías y a mi alcance, reflejo de mis inquietudes, lugar personal y familiar, donde poder expresar y compartir, siempre que mi tiempo me lo permita ..espero que os guste.
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sábado, enero 25
martes, noviembre 20
Asamblea en la carpinteria
Cuentan que en la
carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas
para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la
asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? Hacía demasiado
ruido! y además, se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero
pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas
vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también,
pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su
trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a
condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a
los demás según su medida, como si fuera el único perfecto. En eso entró el
carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la
lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió
en un fino mueble. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea
reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y
dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero
trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no
pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de
nuestros puntos buenos". La asamblea encontró entonces que el martillo
era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y
limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron
entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron
orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos. Ocurre lo mismo con los
seres humanos. Observen y lo comprobarán. Cuando en una empresa el personal
busca a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los
demás, es cuando florecen los mejores logros humanos. Es fácil encontrar
defectos, cualquier tonto puede hacerlo. Pero encontrar cualidades, eso es para
los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.
"T.G.W. Lab. Corp."
El amor y la locura siempre van de la mano

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres y ocurrió cuanto sigue: Cuando el aburrimiento bostezó por tercera vez, la locura, como siempre tan loca, les propuso: -¿Jugamos al escondite? La intriga levantó la ceja intrigada, y la curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: -¿Al escondite? ¿Cómo se juega? -Es un juego- Explicó la locura- En que yo me tapo la cara y comienzo a contar hasta un millón, mientras todos ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar el primero de ustedes que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.El entusiasmo bailó secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La verdad prefirió esconderse -¿para qué?- si al final siempre la encontraban. La soberbia opinó que era un juego tonto- en el fondo lo que le molestaba era que la idea no fuese suya- y la cobardía prefirió no arriesgarse. -Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...-comenzó la locura; la primera en esconderse fue la pereza, que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo, y la envidia se escondió tras la sombra del triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subirse a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse. cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino para la belleza, que si el bajo de un árbol perfecto para la timidez, que si el vuelo de la mariposa para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento para la libertad... Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol.El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, sólo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos esto no es verdad, se escondió detrás del arco iris. y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes. Cuando la locura contaba novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve, el amor no había encontrado todavía un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que vio un rosal y, estremecido, decidió esconderse entre sus flores. -un millón- contó la locura, y comenzó a buscar.La primera en aparecer fue la pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre zoología. Y la pasión y el deseo los sintió vibrar en los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y, claro, no pudo deducir donde se encontraba el triunfo. Al egoísmo no tuvo que buscarlo; él solito salió de su escondite, que había resultado ser un enjambre de avispas.De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago, descubrió a la belleza. Y con la duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidir donde esconderse. Así fue encontrado a todos:El talento entre la hierba fresca; la angustia en una oscura cueva; la mentira detrás del arco iris; y hasta el olvido, el cual ni se acordaba de que estaba jugando al escondite. Pero sólo el amor no aparecía por ningún sitio.La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y las rosas... y tomó una horquilla, y comenzó a pinchar en el corazón de las rosas y, de pronto se escuchó un grito.Las espinas habían herido en los ojos al amor. La locura no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el amor es ciego y la locura lo acompaña siempre.
miércoles, noviembre 7
El pájaro del alma de Mijal Snunit

Nadie la ha visto nunca, pero todos saben que existe; y no solo saben que existe, saben también lo que hay en su interior.
Dentro del alma, en su centro, está, de pie sobre una sola pata, un pájaro: el pájaro del alma, el siente todo lo que nosotros sentimos.
Cuando alguien nos hiere, el pájaro del alma vaga por nuestro cuerpo. Por aquí, por allá, en cualquier dirección, aquejado de fuertes dolores.
Cuando alguien nos quiere, el pájaro del alma salta, dando pequeños y alegres brincos. Yendo y viniendo, adelante y atrás.
Cuando alguien nos llama por nuestro nombre, el pájaro del alma presta atención a la voz para averiguar que clase de llamada es esa.
Cuando alguien se enoja con nosotros, el pájaro del alma se encierra en si mismo silencioso y triste.
Y cuando alguien nos abraza, el pájaro del alma, que habita hondo, muy hondo dentro del cuerpo, crece, crece hasta que llena casi todo nuestro interior. A tal punto, le hace bien el abrazo.
Dentro del cuerpo, hondo, muy hondo, habita el alma.
Nadie la ha visto nunca, pero todos saben que existe.
Hasta ahora no ha nacido hombre sin alma, porque el alma, se introduce en nosotros cuando nacemos, y no nos abandona ni siquiera una vez mientras vivimos. Como el aire que el hombre respira, desde su nacimiento hasta su muerte.
Seguramente quieres saber de que está hecho el pájaro del alma. ¡Ah! es muy sencillo: esta hecho de cajones y cajones. Pero, estos cajones no se pueden abrir así nada más.
Cada uno está cerrado por una llave muy especial, y es el pájaro del alma el único que puede abrir sus cajones. ¿Cómo? también esto es muy sencillo: con su otra pata.
El pájaro del alma está de pie sobre una sola pata; con la otra -doblada bajo el vientre a la hora del descanso- gira la llave, moviendo la manija y todo lo que hay dentro se esparce por el cuerpo. Y como todo lo que sentimos tiene su propio cajón, el pájaro del alma tiene muchísimos cajones.
Un cajón para la alegría y un cajón para la tristeza, un cajón para la envidia y un cajón para la esperanza, un cajón para la decepción y un cajón para la desesperación, un cajón para la paciencia y un cajón para la impaciencia. También, hay un cajón para el odio y otro para el enojo, y otro, para los mimos. Un cajón para la pereza y un cajón para nuestro vacío, y un cajón, para los secretos más ocultos (este es un cajón que casi nunca abrimos). Y, hay más cajones. También, tu puedes añadir todos los que quieras.
A veces el hombre puede elegir y señalar al pájaro qué llaves girar y qué cajones abrir. Y a veces es el pájaro quién decide. Por ejemplo: El hombre quiere callar y ordena al pájaro abrir el cajón del silencio; pero el pájaro, por su cuenta, abre el cajón de la voz y el hombre habla y habla y habla. Otro ejemplo: El hombre desea escuchar tranquilamente, pero el pájaro abre, en cambio, el cajón de la impaciencia y el hombre, se impacienta.
Y sucede que el hombre sin desearlo siente celos y sucede que quiere ayudar y es entonces cuando estorba. Porque el pájaro del alma no es siempre un pájaro obediente y a veces causa penas...
De todo esto, podemos entender que cada hombre es diferente por el pájaro del alma que lleva dentro.
Un pájaro abre cada mañana el cajón de la alegría; la alegría se desparrama por el cuerpo y el hombre está dichoso. Otro pájaro abre, en cambio, el cajón del enojo; el enojo se derrama y se apodera de todo su ser y mientras el pájaro no cierra el cajón, el hombre continua enojado.
Un pájaro que se siente mal, abre cajones desagradables; un pájaro que se siente bien, elige cajones agradables y lo que es más importante: hay que escuchar atentamente al pájaro. Porque sucede que el pájaro del alma nos llama, y nosotros no lo oímos. ¡Qué lastima! él quiere hablarnos de nosotros mismos, quiere platicarnos de los sentimientos que encierra en sus cajones.
Hay quien lo escucha a menudo. Hay quien rara vez lo escucha y quien lo escucha solo una vez.
Por eso es conveniente ya tarde, en la noche, cuando todo esta en silencio, escuchar al pájaro del alma que habita en nuestro interior, hondo, muy hondo, dentro del cuerpo.
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